miércoles, 28 de noviembre de 2018

TITANOBOA

Titanoboa cerrejonensis es una especie extinta de serpiente de la familia de los boidos, que vivió en el Paleoceno en Sudamérica entre hace 60 y 58 millones de años.1​ Es la serpiente más grande encontrada hasta la actualidad, superando a la anterior poseedora del título, Gigantophi


Titanoboa vivió entre hace 60 y 58 millones de años donde se sitúa la actual Colombia, según un estudio de la Universidad de Toronto en Mississauga (Canadá).1​2​

Se le ha dado el nombre de Titanoboa cerrejonensis por su tamaño y por la mina de carbón del Cerrejón, una de las minas a cielo abierto más grande del mundo, en el Departamento de La Guajira, Colombia, situada en la formación geológica homónima. A través de un estudio comparado de sus vértebras, se estima que la serpiente medía 13 metros de longitud y tenía un peso aproximado de 1135 kg.3​ Otros hallazgos sugieren un tamaño algo mayor, de hasta 14.3 metros de largo.4​ En Cerrejón también fueron hallados esqueletos de tortugas gigantes (Cerrejonemys) y de cocodrilos (Cerrejonisuchus) que pudieron ser devorados por el enorme ofidio. De acuerdo con Jonathan Bloch, "Actualmente, las grandes serpientes devoran cocodrilos y no es irracional decir que Cerrejonisuchus era una comida común para Titanoboa", teniendo en cuenta que los fósiles de las dos especies fueron hallados cerca uno del otro.5​ Aunque inicialmente se ha considerado que era el superdepredador del ecosistema del Paleoceno en que vivió, hay evidencia que apunta a que este animal habría sido principalmente piscívoro; una característica que haría única a Titanoboa entre todos los boidos.
El tamaño del reptil es muy importante, ya que la dimensión de las serpientes, como animales de sangre fría, depende de la temperatura de su hábitat. Por su tamaño, Titanoboa necesitó una temperatura media anual de entre 30 y 34 grados celsius para sobrevivir, 6 grados más de la temperatura media actual en la ciudad de Cartagena, que es de 28 grados.6​ Estos datos pondrían en entredicho la idea de que la vegetación tropical podría desaparecer a temperaturas más elevadas.2​3​

Sin embargo, otros investigadores consideran errónea la estimación anterior. Por ejemplo, un estudio de 2009 publicado en la revista Nature aplicó el modelo matemático usado en el estudio de Head et al. para lagartos extintos de la zona templada de Australia prediciendo que los lagartos que actualmente viven en las áreas tropicales deberían ser capaces de alcanzar los 10 metros de largo, el cual obviamente no es el caso.7​

En otra crítica publicada en la misma revista, Mark Denny, un especialista en biomecánica, señaló que la serpiente era tan grande y produciría tanto calor metabólico que la temperatura ambiental en realidad debió de estar entre cuatro y seis grados por debajo de la estimación anterior, o de otro modo la serpiente se sobrecalentaría.


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